Educar para Ser

Educar para Ser (15)

Como ya os hemos informado el Colegio está participando en el proyecto de Educación Responsable de la Fundación Botín, que durará tres años, y durante los cuales los profesores recibiremos formación sobre el desarrollo emocional, social y creativo. Se trata de potenciar el desarrollo integral del alumno/a, fortalecer el vínculo docente con los alumnos/as, favorecer el bienestar y cuidado del profesor y promover la mejora del clima de convivencia en la comunidad educativa. Promover y formar en este tipo de cuestiones, según distintas investigaciones longitudinales de algunas Universidades, contribuye a mejorar el clima escolar, la salud y el rendimiento académico de los alumnos/as. Las personas que hemos participado desde el mes de septiembre en el curso de formación estamos ilusionados porque nos ayuda a mejorar en el día a día, ampliar nuestra mirada y nuestra capacitación profesional, así como brindarnos la oportunidad de ACOMPAÑAR mejor a nuestros alumnos/as, ofreciéndoles las mejores herramientas para que puedan sentirse más autorrealizados en su trayectoria vital.

Si miramos a nuestro alrededor, en la sociedad, en la política, en los medios de comunicación, las redes sociales, el fútbol, en los barrios, las comunidades de vecinos, en los trabajos, etc., podemos percibir cierta crispación, falta de autocontrol, una latente agresividad en las declaraciones de nuestros representantes, un auge de nacionalismos reduccionistas, casos de corrupción en distintas instancias, etc. Parece que nos olvidamos de los principios universales, de la ética, del valor de pedir perdón y aprender de los errores, de respetar las diferencias, respetando otras percepciones u otras formas de sentir y pensar. ¿Dónde se quedó el sentido común que permitió construir puentes, pactos y acuerdos? El liderazgo en las organizaciones quizás debería construirse con dotes de negociación, con empatía y mirando al bien común frente al bien individual. Me pregunto: ¿estamos a tiempo para educar en valores y buenas actitudes desde la familia y la escuela? Creo que ¡SÍ!

A nivel mundial hemos avanzado, respecto al siglo XX, en el reconocimiento de derechos humanos y libertades a pesar de los últimos conflictos tan dolorosos en países cercanos. Por ejemplo, en el ámbito de la educación, echando la mirada atrás, en las últimas décadas hemos comprendido la necesidad de atender lo mejor posible la diversidad, superando los modelos pedagógicos postindustriales que todavía persisten y que indirectamente han buscado una homogeneidad con una digitalización más exclusiva que inclusiva, conducida por un mercado y por las modas más que por evidencias científicas de la neurociencia. Los tiempos que corren nos exigen ampliar nuestra mirada, personalizar la enseñanza y reconocer que cada alumno tiene unas necesidades y un talento a desarrollar. Otro progreso en nuestro contexto sería el avance en el aprendizaje de los idiomas, tanto a nivel oral como escrito, lo que implica la posibilidad de que un número significativo de los alumnos/as sean capaces de obtener el diploma dual americano, estudiar sus grados universitarios en inglés e incluso hacer postgrados fuera de España.

Si estamos en un contexto de cambio e incertidumbre constante, ¿no deberíamos desde la familia y la escuela avanzar en la enseñanza del alfabeto emocional? La ciencia actual nos demuestra que la autorrealización y la felicidad dependen más de la inteligencia emocional de las personas que de su inteligencia aptitudinal. Por tal motivo, las personas necesitan construirse desde unos pilares sólidos como son las familias, las escuelas y los amigos, desde donde se construyen los afectos y se descubren esos límites que dan seguridad y autocontrol.

La comunicación, el reconocimiento y la gestión de nuestras emociones son habilidades fundamentales para la salud y el bienestar personal y colectivo. Desde la familia se pueden hacer muchas cosas: contribuir a fomentar un ambiente donde todos sus miembros se sientan libres para expresar emociones y sentimientos sin miedo a ser juzgados. Se pueden practicar rituales de gratitud dentro de ella: contar algo por lo que estemos agradecidos a los demás; dar las gracias en diferentes contextos; acompañar en situaciones de bloqueo sin juzgar; establecer entre todos unas rutinas diarias y normas de convivencia para generar seguridad y escribirlas en un lugar visible; hablar de las emociones y sentimientos que experimentan los personajes de un cuento o una peli; introducir un sencillo alfabeto emocional donde cada letra representa una emoción o crear nuestras propias tarjetas para que puedan aprender a reconocerlas e identificarlas (también se pueden comprar). Con este alfabeto emocional se contribuye a que todos reflexionen sobre sus propias emociones, identificando las que sienten para después comprender por qué y cómo pueden manejarse de modo saludable. Fomentar el autocontrol y la empatía, hablar de cómo nos sentimos cada uno de nosotros en diferentes situaciones. Introducir la calma a través de la relajación y la respiración. Animar a practicar la escritura de un sencillo diario emocional con sus dibujos…y muy especialmente celebrar los momentos felices de cada miembro de la familia; abrazar para que se sientan todos los miembros de la familia ESCUCHADOS y ACOMPAÑADOS.

Os animo a buscar esos momentos de calidad y de convivencia con vuestros hijos en la semana, por la tarde o durante la cena, antes de acostarse, en ese rato de juego o de lectura, etc., porque son prioritarios y a los adultos nos proporcionan una sensación de bienestar y de estar conectados con una de las cosas más importantes de nuestras vidas…Es la mejor inversión emocional y ellos lo podrán recordar cuando sean más mayores: el tiempo compartido con su familia, lo que antes se llamaba el calor del hogar, o el círculo de protección según alguno de nosotros.

Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

Este es el título de una canción de Carlos Gardel, y de una versión interpretada magistralmente por Estrella Morente. También es el título de una película española muy galardonada. Pero, ¿qué verbo o sinónimo podríamos utilizar para hablar de la vuelta al cole: cambiar, transformar, mudar, convertir, renovar, regresar, retornar? ¿Qué sienten los niños, los adolescentes, los padres, los profesores, los maestros, cuando llega septiembre: alegría, pereza, ilusión, nerviosismo, incertidumbre?

Los adultos (profesores y padres) probablemente queremos lo mismo, que sea un año cargado de sueños, sonrisas, descubrimientos, aprendizajes, juegos, nuevas amistades, aventuras, preguntas, retos, rutinas, etc. En el cole cada día podemos tener una oportunidad para aprender e ir descubriendo poco a poco cuál es el talento de nuestros alumnos/as: los idiomas, las “mates”, la oratoria, el arte, la escritura, la lectura, la historia, la química, la economía, el deporte, la música, etc.

Las rutinas en sí mismas no son negativas, lo importante son cómo las afrontamos, su ritmo y la autoexigencia que establezcamos con ellas. Pueden amortiguar el estrés, la higiene del sueño, armonizar el estado emocional, facilitar el aprendizaje, proteger nuestra salud física y mental, las relaciones con los demás y lidiar contra la incertidumbre. La vida se construye de lo que ocurre cada día y no de lo que pasa excepcionalmente y al azar.

El filósofo y maestro Emilio Lledó dice que la educación no trata sólo de adquirir conocimientos, sino también de inculcar valores que guíen a los estudiantes en su vida. Los Colegios debemos promover la integridad, la empatía y el respeto, para que los alumnos/as no sean sólo exitosos académicamente sino también éticamente responsables. Debemos cultivar un ambiente de aprendizaje positivo y enriquecedor, donde nuestros chicos se sientan seguros para expresar sus ideas y poder aprender de sus errores. Cada uno tiene un camino único y nuestra responsabilidad es brindarles las herramientas, el apoyo necesario y el acompañamiento para que alcancen sus metas.

Hay un poema de Gabriel Celaya sobre el valor de la educación y que nos devuelve la belleza y la confianza en este quehacer maravilloso:

“Educar es lo mismo

         que poner un motor a una barca…

         Hay que medir, pensar, equilibrar…

          y poner todo en marcha.

          Pero para eso.

          Uno tiene que llevar en el alma

          un poco de marino…

          un poco de pirata…

          un poco de poeta

          y un kilo y medio de paciencia concentrada…

          Pero es consolador soñar,

          mientras uno trabaja,

          que ese barco, ese niño,

          irá muy lejos por el agua…”

 

Os deseo un feliz curso cargado de salud, alegría, serenidad y también de muchos descubrimientos en la travesía.

Volver, Pensar, Sentir, Hacer.

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Centro

Recuerdo las palabras sanadoras de una maestra que, a través de su lenguaje, sus silencios, el tono de su voz, sus pausas, gestos, serenidad y elocuencia, era capaz de calmarnos o relajarnos ante un conflicto en el aula o en el patio y como por arte de magia sin gritar, sin alterarse, y utilizando las palabras justas devolvernos al redil, a la calma. En otros momentos nos permitía viajar en el tiempo y descubrir los conflictos, las crisis, las guerras y las preocupaciones de otros pueblos de la historia; o bien creaba una atmósfera para hacernos sentir la belleza de un poema, de una simple palabra y su significado…

Las palabras son una herramienta que se utiliza para construir o destruir, para seducir o distanciarnos, para crear belleza o fealdad, para acariciar o crear indiferencia. Cuando usamos el lenguaje importa tanto lo que decimos como lo que hacemos al hacer su uso: la entonación, el gesto, la mirada, las pausas, la comunicación no verbal, nuestra posición en el espacio, nuestra perspectiva.

A partir de las palabras escuchadas, elaboramos en el tiempo nuestras creencias construyendo emociones, sentimientos y un modo de pensar. Existen sonidos o vibraciones que nos relajan, por ejemplo, aquellas que parten de la naturaleza como el sonido del agua o el trinar de unos pájaros. Pero también la de un instrumento de cuerda, como el hermoso chelo. La palabra tiene un doble valor. Por un lado, nos aporta información y permite comunicación; por otro, tiene un poder terapéutico, porque puede generar empatía, comprensión y despertar en los demás la voluntad de cambio.         

El lenguaje nos permite a nosotros mismos y a los demás sentirnos bien a nivel físico, social y personal. Podríamos hacernos las siguientes preguntas: ¿qué palabras utilizamos en el trabajo, en casa o con los amigos?, ¿todas hacen crecer y avanzar a los demás, son inspiradoras?, ¿cuáles crean sentimientos de culpabilidad o alimentan el miedo?, ¿enseñamos a pedir perdón y a dar las gracias?, ¿somos elegantes o vulgares al hablar?, ¿nos preocupamos por mejorar nuestro lenguaje con la lectura y escuchando a los demás? Una crítica constructiva te puede ayudar a sentirte bien, a avanzar; pero unas palabras negativas o inquisidoras pueden anclarte en la negatividad o la desmotivación.

El filósofo Michael Onfray afirma que en el lenguaje encontramos la definición auténtica de la humanidad del hombre y con él la posibilidad de defender valores morales, espirituales, religiosos, políticos, estéticos, filosóficos, la distinción del bien y del mal, lo bello de lo feo. Eso solo ocurre en el cerebro humano. El lenguaje es la facultad que nos aleja de la bestia, del determinismo biológico para abrazar la cultura y la humanidad.

La profesora de Ciencia Cognitiva, Lera Boroditsky, estudia las relaciones que existen entre nuestra mente, el mundo y el lenguaje. Según ella, las palabras están conectadas a recuerdos, emociones e ideas y pueden influir mucho en el funcionamiento de nuestro cuerpo. Un ejemplo de ello, según la investigadora, es el medicamento más potente que conocemos: el placebo, que tiene efectos sobre cualquier enfermedad. Si nos dicen que ese medicamento va a influir positivamente en nuestro cuerpo, empezaremos a encontrarnos mejor, y ello es una muestra del poder del lenguaje. Por otro lado, cada lengua tiene unas características, estructuras y palabras que influyen en la percepción del mundo, cada idioma tiene una forma de relacionar el espacio y el tiempo.

Ludwig Wittgenstein afirmaba que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo, de nuestro pensamiento. Si nuestro lenguaje es pobre y limitado la descodificación de la realidad será más parcial; sin embargo, si nuestro lenguaje es rico y saludable podremos comprender mejor nuestras emociones, sentimientos, expresar mejor nuestros pensamientos y comunicarnos de un modo más eficiente con los demás y superar distintos obstáculos. Asimismo, el Dr. Alonso Puig afirma también que la forma de hablarnos a nosotros mismos (lenguaje interior) afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo…

La pregunta que nos podríamos hacer sería ¿queremos construir espacios de serenidad y calma con nuestras palabras? ¿buscar la belleza, la reflexión, la armonía, la gentileza, la precisión, el ánimo, la curiosidad, lo cultural y lo humano? El poder curativo del lenguaje está en nuestras manos y tiene efectos secundarios beneficiosos en nuestra salud. Deberíamos animarnos a incluirlo en nuestras rutinas, en nuestra dieta porque nuestra vida cambiará y también la de los demás.

Don Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

Hace unos años descubrí al escritor y filósofo Nuccio Ordine, cuando un antiguo alumno me regaló su libro La utilidad de lo inútil de la cuidadosa editorial Acantilado. En ese manifiesto descubrí a un gran humanista, hombre inteligente, un libre pensador, que con su libro me conquistó desde la primera  a la última página; pero también al recibir el libro me di cuenta de uno de los tesoros que tiene nuestro oficio, el recuerdo que dejamos en ciertas personas después de su formación, y que el aprendizaje entre el profesor y el alumno nunca termina. A partir de ahí he intentado seguir las nuevas publicaciones de este escritor Clásicos para una vida, Los hombres no son islas, Tres coronas para un rey, etc. En la actualidad, este autor italiano está considerado uno de los intelectuales más reconocidos junto a Jurgen Habermas, George Steiner, Slavoj Zizek, Byung Chul Han, etc.

Recientemente Nuccio Ordine recibió el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Nuestro protagonista defiende la importancia de esos saberes “poco prácticos”: el arte, la literatura, el teatro, la poesía, la filosofía, la CULTURA, en un mundo que va muy deprisa y que solo se preocupa por la formación de trabajadores y consumidores para que el día de mañana formen parte de una cadena productiva y de una sociedad de consumo caníbal, donde además desaparecerán trabajos actuales y aparecerán otros que desconocemos. El autor nos invita a reflexionar sobre las transformaciones sociales que se están produciendo en la escuela, en la familia y la universidad. Para él las democracias y sociedades avanzadas deben preservar un pensamiento crítico y las competencias tecnológicas deben subordinarse a aspectos culturales, humanos, ÉTICOS, para crear justicia y paz social. Creo que este hecho es compatible con economías sostenibles a corto y largo plazo.

El filósofo italiano afirma que no se debe estudiar sólo para lograr un título, o únicamente por sus salidas económicas, porque es crear consumidores pasivos que sólo piensan en el éxito y el dinero, y no en su autorrealización o felicidad. Los alumnos deberían estudiar para mejorar, para crecer, para que el conocimiento sirva como instrumento de cambio, compromiso civil y libertad.

En la sociedad de la prisa, de la inmediatez, del café para todos, y donde el consumo nos posiciona en un status social donde el tener vale más que el ser, un modelo educativo humanista e innovador no puede estar al servicio de la tecnología, sino debe servirse de ella para descodificar con la ayuda del profesor la información de calidad que permita interpretar mejor la realidad, construyendo un pensamiento crítico, creativo, que fomente la reflexión, la investigación, la sostenibilidad y los valores éticos. Los alumnos y profesores necesitan interactuar, dialogar y comprometerse en la experiencia vital de estar juntos para aprender. En varios artículos de investigación del New York Times sobre los dispositivos digitales y las iniciativas de las élites de Silicon Valley se muestra que las familias con mejor posición económica consideran que una educación de calidad debe privilegiar las relaciones humanas y la cultura humanística y científica. Sin embargo parece ser que en una educación más estandarizada se recurre a más canales telemáticos y virtuales mermando el protagonismo del profesor y reduciendo los recursos para la formación. ¡Qué paradoja!, porque los resultados académicos y el bienestar de los alumnos son muy diferentes…

Nuestra propuesta defiende la importancia del docente, del maestro, frente a un aparato o plataforma digital, porque el profesional no sólo transmite conocimientos, sino que enseña otras habilidades y competencias tan necesarias para un ser humano: la comunicación con los compañeros y la forma de relacionarse, la cooperación, la confianza, la argumentación, la creatividad, la gestión emocional y otros valores éticos tan importantes para la convivencia como la autorregulación y autoestima personal. El maestro puede potenciar la creatividad artística, la admiración por la belleza, la cultura en todas sus expresiones. Es capaz de reconocer el potencial de sus alumnos, sus necesidades, sus miedos, sus dificultades y los tiempos y ritmos que necesita cada uno de ellos en el proceso de aprendizaje.

Por otro lado, son tiempos donde es necesaria la CALMA, ya que el estrés y las prisas, tratan de trasladarse a todos los niveles de socialización: familia, escuela, universidad, trabajo, anulando todo tipo de reflexión y análisis. Por ello, como adultos debemos esforzarnos en detenernos, serenarnos, cultivar más el presente y dar ejemplos con nuestros actos a nuestro alumnos e hijos.  La calma debería presidir cualquier toma de decisiones, porque educar en ella proporciona bienestar, seguridad, paciencia, aporta empatía y adaptación al procesamiento de la información, y al ritmo de aprendizaje de los niños. Además, permite una buena respiración, canalizar la energía de forma positiva, focalizar la atención, la concentración, controlar los impulsos y hacer posible la metacognición. Según Ramón Andrés, cuando conectamos con el ritmo de nuestra naturaleza, y nuestras necesidades socioafectivas, dejando de incentivar lo inmediato, la prisa, la productividad, la superficialidad, descubrimos que la calma y la serenidad pueden ser la salvaguarda de nuestra salud mental y física; pero también la de nuestros alumnos. ¿A qué llamamos lo útil y lo inútil?...

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

El acrónimo (V.U.C.A.), que se originó en la escuela de guerra del ejército de los EE.UU. para describir las condiciones resultantes de la Guerra Fría y se comenzó a utilizar en los años noventa, paradójicamente, describe muy bien nuestra actual realidad mundial: (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad). Estos conceptos se utilizan frecuentemente en liderazgo estratégico empresarial y también se aplican en todo tipo de organizaciones humanas para describir variables económicas, sociales, culturales y políticas de los últimos años. Esos conocimientos y sus análisis hacen posible la anticipación, la evolución y la intervención. Parece que nuestro mundo está algo desorientado y en un proceso de cambio de paradigmas y valores como ha ocurrido en otras ocasiones en la historia…

Por otro lado, muchos sanitarios que trabajan en salud mental afirman que vivir en una sociedad de gratificación instantánea no nos ayuda porque no se incentiva la tolerancia a la frustración, la resiliencia, la voluntad, el equilibrio y, en definitiva, la salud. Vivimos en la era de la inmediatez y quizás necesitamos pararnos para romper la inercia de la prisa, para aprender a distinguir lo importante de lo urgente, para plantear las cosas a largo plazo y no ser cortoplacistas en nuestras iniciativas, para distinguir la ficción de la realidad, para fomentar un pensamiento crítico ante un pensamiento único. Necesitamos tiempo para reflexionar frente a la impulsividad; calma para respirar y frenar la ansiedad; silencio para combatir el ruido; empatía para superar los prejuicios; bondad frente a la banalización del mal. Necesitamos jugar con los demás para descubrir la risa compartida, social. Observar, mirar, para alimentar esa curiosidad que nos permite seguir aprendiendo.

         Asimismo, muchos constatamos que los niños y adolescentes quieren tener todo en el momento, ¡ya!, y tienen dificultad para posponer la recompensa en el tiempo, frenar sus impulsos y deseos constantes; se enrabietan, muestran agresividad, etc. Es cierto que muchos niños desde pequeños pasan demasiado tiempo frente a teléfonos y tabletas, en las horas de la comida, en los momentos de ocio, cuando viajan, etc. Como dice la psiquiatra Marian Rojas esas pantallas ofrecen luz, sonido y movimiento, son un estímulo muy atractivo para los pequeños y, a veces, seamos sinceros, un “descanso” para algunos adultos que pueden atender otros temas…Sabemos que en el núcleo estriado del cerebro se asocian sensaciones y emociones a recompensas constantes que generan hábitos, que sólo se pueden romper con la voluntad. Ej.: Estoy triste y como chuches o chocolate o una bebida con gas.

el sonido del silencio

La pregunta que podríamos hacernos es la siguiente ¿Cuáles son las consecuencias de estas acciones cuando posteriormente se convierten en hábitos? La respuesta la podemos encontrar en la Ciencia, en pediatras, neurólogos, psiquiatras, etc. La corteza prefrontal que tarda en madurar en el ser humano se debilita, cuando sabemos que es el centro de la Voluntad, la zona de la atención, la concentración, que permite la resolución de problemas, el control de los impulsos, de la inteligencia ejecutiva, etc.; esto hace más vulnerables a los niños y a los adolescentes porque están más sometidos a los impulsos, a los deseos y todas sus acciones sólo se regirán por el principio del placer, “solamente hago lo que me apetece” , “esto no me motiva” y no sé escuchar un NO por respuesta.

         La sociedad podrá tener un reto con esta cuestión si previamente no consigue “amueblar” el corazón y la mente de los niños ¿Están los niños preparados para utilizar esos objetos? ¿Por qué existen tantos niños con problemas de atención últimamente? ¿Es la realidad digital la auténtica realidad? ¿Tienen la suficiente madurez algunos niños para utilizar las redes sociales? Las redes sociales fueron diseñadas para ser adictivas y el efecto que tienen en el cerebro es muy similar al de otras sustancias.

          La fuerza de la Voluntad es una capacidad de autodeterminación que nos ayuda a posponer la recompensa, que nos ayuda a construirnos, a pensar a largo plazo y a adquirir autocontrol. Existe un test muy interesante que es el del psicólogo Walter Mischel de la Universidad de Columbia donde el investigador quería reconocer la capacidad de autocontrol de unos niños de infantil. Se les ofrecía comerse un pastel inmediatamente o esperar unos minutos y después poder comerse dos (test de la golosina). Se comprobó que esta sencilla prueba era un predictor de la evolución académica, familiar, laboral y social, mucho más que otras pruebas estandarizadas, cuando se hizo el seguimiento de esos niños según fueron creciendo.

          La pregunta que quizás podemos hacernos sería: ¿Podemos educar la fuerza de voluntad desde la Familia y el Colegio? ¡SÍ!, y además debemos hacérnosla para proporcionar a los niños y jóvenes unas herramientas de gestión emocional y control inteligente (inteligencia ejecutiva) para cuando se enfrenten en la vida y en el trabajo a momentos difíciles o, momentos en que no consigan lo que desean. (CONTINUARÁ).

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D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

El tercer jueves del mes de noviembre de cada año celebramos el Día de la Filosofía. Desde las aulas compartimos y celebramos ese día con diferentes actividades creativas para defender que existen saberes como la Filosofía cuyo valor esencial es ajeno a cualquier finalidad materialista, mercantil, productiva y antidemocrática. Como dice Nuccio Ordine, los descubrimientos fundamentales que han revolucionado la historia de la humanidad son fruto, en gran parte, de investigaciones alejadas de cualquier objetivo utilitarista. Existen saberes que son fines en sí mismos, como la Filosofía que puede ejercer un papel fundamental en la búsqueda de la sabiduría, el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. Con tal motivo, manifestamos su necesidad, porque:

          1.-. La Filosofía surge del asombro y de la curiosidad para huir de la ignorancia, de las sombras y de las apariencias; a lo largo de la historia ha contribuido a edificar el pensamiento de Occidente.

          2.- La Filosofía es un saber racional, crítico, radical que busca la verdad y que nos invita a la reflexión, al diálogo, a la búsqueda de la sabiduría. Se preocupa por los valores, el bien, la moral, la belleza, la libertad, la justicia en la sociedad en la que vivimos, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el conocimiento, la espiritualidad y por todos los temas que tienen que ver con lo humano.

          3.- A través del diálogo nos enseña a pensar, a dudar y a construir un pensamiento crítico frente a los dogmas o las falacias; permite construir un discurso deliberativo donde todos los seres humanos son dignos de consideración y respeto. Por ende, es un saber necesario y útil en cuanto nos hace mejores.

          4.- La Filosofía nos anima a preguntarnos sobre todas las cuestiones: el porqué, el para qué, de dónde venimos, a dónde vamos, cuestiones sobre el sentido de la vida y sobre nuestro papel en la Naturaleza, en la Sociedad o en el Cosmos, etc.

          5.- Como ocurre con otras disciplinas humanísticas, la Filosofía es un arma cargada de futuro, con un pasado y un presente que nos permite sobrevivir en tiempos difíciles y poblados de incertidumbres: la pandemia, la crisis climática y energética, los conflictos armados o los modelos económicos consumistas que imponen una cultura de la inmediatez donde lo útil y la prisa se imponen frente a lo importante y necesario como la calma, la reflexión, la lucha por el bien común, la solidaridad, la empatía y el valor de la dignidad humana.

          6.- La Filosofía que a lo largo de la historia englobó a muchos campos del saber en la actualidad puede establecer sinergias con muchas disciplinas científicas y humanísticas al aportar una mirada más universal, crítica y menos específica sobre cualquier problema, ya que estudia la realidad en su conjunto en todos los aspectos y niveles de existencia y concreción.

          7.- La Filosofía nos ayuda a repensar nuestro modelo de desarrollo económico globalizado, el papel de las redes y de la cultura en el siglo XXI o las luces y sombras del transhumanismo. Por ejemplo, esta disciplina puede colaborar con las ciencias cognitivas como la neurología, la neurolingüística o la inteligencia artificial para esclarecer el funcionamiento de la mente humana y su relación con el cerebro. Pensar, Sentir, Hacer.

SAPERE AUDE 

D.Javier Rodríguez Toro

Ditrector Colegio Gondomar

 

 

 

En el viaje de la vida o en cualquier proyecto vital, creo que es necesario echar en la mochila o en el bolso un poco de alegría, un poco de humor, mucho de amor y sobre todo una buena actitud. Son los nutrientes fundamentales para no pasar “hambre” o “deshidratarse” a mitad del viaje. El paisaje estará cargado de incertidumbres y de nubarrones; pero como decían los abuelos con su sentido común, después de la tempestad siempre llegará la calma. 

Transcurrido un año, quién recuerda la erupción del volcán de la Palma, el aislamiento al que dio lugar la pandemia, las vacunas, las dificultades de las residencias, etc. Todo ello parece muy lejano, pero sin esperar mucho nos llegó la guerra de Ucrania, la crisis energética… Son tiempos de cambios, de retos, de sacrificios y de adaptabilidad, como ha ocurrido en otros momentos de la historia. Lamentablemente muchas personas siguen sufriendo y luchando por estos sucesos, por las pérdidas, y también recuperándose todavía de las heridas en su gestión emocional y salud mental. ¡ El misterio de la vida!.

Cuando trabajas y vives con niños, como nos ocurre a nosotros, cada día se convierte en un descubrimiento, en una aventura, en un reto y un desafío. Tenemos motivos para poder celebrar el hecho de estar vivos, rodeados de los nuestros y de poder recordar los momentos inolvidables con ellos. La alegría y el optimismo deben ser el hilo conductor de la convivencia en casa y en el Colegio.

Muchas personas pueden creer que el mundo retrocede, y que tiempos pasados siempre fueron mejores, pero la historia y la ciencia nos demuestra a diario lo contrario, eso sí, nadie nos salva de las enfermedades, los conflictos, las crisis y de las preocupaciones en el presente. Sin embargo, hay motivos suficientes para ser optimistas, y solo pondré unos ejemplos:

-Se ha vacunado a medio mundo (49%) en 12 meses, y se han evitado millones de muertes.

-La mortalidad infantil se ha reducido notablemente.

-En 1920 la vida media humana era de unos 35 años y en 2019 fue de 73 años.

-En España se han reducido las emisiones de CO2 por habitante.

-Un análisis de sangre podrá predecir diferentes tipos de cáncer…

          ¡Siempre puede llegar un verano inolvidable!

El pesimismo, la crítica y la inacción son contraproducentes tanto a nivel individual como colectivo. El victimismo nos lleva a entrar en una espiral de negatividad y pasividad, que nos hace más vulnerables. No podemos culpar a los demás o a las circunstancias de lo que sucede, tenemos que aprender a asumir responsabilidades y a saber gestionar nuestras emociones, el dolor y la dicha. Aristóteles también decía que podemos tener un control considerable sobre el cómo actuar en nuestra vida. Debemos tener en cuenta que las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran, pero siempre tenemos la opción de elegir nuestra actitud.

La neurociencia nos aconseja que en la familia y en la vida escolar, tenemos que ayudar a los niños y adolescentes a ejercitar la voluntad desde pequeños, ya que esta les llevará incluso más lejos que su inteligencia.

La voluntad se encuentra en la corteza prefrontal y nos permite posponer la recompensa, controlar los impulsos, favorecer la atención, la concentración, la resolución de problemas, etc.

En el día a día cuando vivimos la educación teniendo presente lo que llevamos dentro, desde nuestras experiencias, amores, esperanzas, convicciones y desde nuestro afán por seguir siempre aprendiendo y creciendo, descubrimos la alegría de acompañar al otro y de poder formar parte de un periodo muy importante en su vida.

Víctor Kuppers dice que la alegría no es una consecuencia, es una elección. Cuando hacemos el esfuerzo de vivir con alegría cambia nuestro carácter y manera de ser.

El humor también es una gran herramienta para soportar el dolor, para mejorar la capacidad de adaptación, la incertidumbre y para hacer más familiar lo extraño, y nos proporciona una situación interna de placer. Aprender a reírnos de lo que nos resulta incómodo, de lo que nos da miedo, de lo cotidiano, de nuestras torpezas, de nosotros mismos, es muy saludable, mejora el sistema inmunitario y nos ayuda a combatir el estrés. ¿Cómo nos sentimos en una clase cuando todos sonreímos o participamos de una situación graciosa?. La risa en el aula fomenta la creatividad, el optimismo, la sensación de felicidad. En realidad es uno de los índices de salud mental.

Nuestra relación educativa no puede ser pasiva, distante, fría, indiferente ,es una relación profundamente humana y la relación socioafectiva humana se sustenta en el amor. En nuestro ámbito es necesario vivir con intensidad la vida, compartir, acompañar, crear espacios de encuentro y diálogo, de juego, de valor estético, espiritual, de conocimiento, de afectividad, respeto y racionalidad. En nuestros proyectos de aprendizaje, y convivencia, nos esforzamos en que esté presente la fuerza del amor, el valor de la convivencia, la creatividad, y el respeto a la diversidad. En la escuela y en la sociedad ya empezamos a percibir las consecuencias de que algunas familias eduquen desde la sobreprotección, permisividad, el principio del placer o del deseo. Los niños en esas condiciones a largo plazo tienen alto porcentaje de probabilidad de ser inseguros, vulnerables, de tener actitudes tiranas, y menor tolerancia a la frustración y resiliencia , así como más baja autoestima. Para protegernos de esta cuestión debemos ayudar desde el hogar y el colegio a los niños a que puedan descubrir sus posibilidades e imposibilidades, enseñándoles límites, porque eso les aportará más equilibrio, seguridad y serenidad. Está comprobado que los niños necesitan normas sociales y límites en el día a día, ya que estos reflejan una forma de respeto hacia el otro, generan una buena convivencia, un entorno seguro equilibrado y armónico para todos. También es importante que los niños aprendan a ser agradecidos y a valorar lo que tienen. Proust decía que aunque nada cambie, si tú cambias, todo cambia, porque te conectas con la realidad.

Espero que en nuestros proyectos individuales y colectivos, no nos olvidemos de estos nutrientes tan importantes: la alegría, el humor, el amor y la actitud, ya que pueden ser la brújula emocional y racional para lo que pueda llegar y para nuestra travesía vital.

un verano inolvidable imagen

En 1954 Albert Camus en uno de sus ensayos dijo…”En medio del odio descubrí que había dentro de mí, un amor invencible. En medio del caos descubrí que había dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo eso…En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible, Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta”

En el presente y en el futuro nuestra actitud sobre la realidad marcará el sentido sobre nuestra existencia. ¿A qué esperamos? .

¡ FELIZ CURSO !

Javier Rodríguez Toro 

Director del Colegio Gondomar

“Quien solo tiene un martillo, acabará viendo a todos como clavos”. A.H:Maslow

Durante este curso entre otras cuestiones nos estamos formando en el campo de la práctica psicomotriz Aucouturier. Lo realizamos diferentes profesores de las distintas etapas educativas, y desde la primera sesión que tuvo lugar empezamos a poner en práctica en las aulas de infantil nuestros propios descubrimientos y aprendizajes, sintiéndonos muy satisfechos de las vivencias que están surgiendo con los alumnos. La práctica Aucouturier parte de una pedagogía no directiva y de carácter lúdico en la que se acompaña a los niños en el desarrollo de su personalidad e inteligencia a través del juego y su propia actividad espontánea. Es un enfoque integral que atiende la dimensión física, cognitiva, afectiva y social, y creemos que puede enriquecer nuestra filosofía de atención personalizada, inclusiva, donde se respeta el ritmo evolutivo y el descubrimiento del niño en el proceso de aprendizaje. El espacio y el tiempo son muy importantes, accedemos al mundo simbólico, y elaboramos representaciones mentales a través de nuestras investigaciones, emociones y sensaciones adquiridas por la vía motriz. Se realiza el proceso que va “del placer de jugar y moverse al placer de pensar”.

Todos tenemos un cuerpo. Un cuerpo que nos permite movernos, sentir, pensar. Es la expresión material de aquello que somos. Y este cuerpo nuestro lo vamos construyendo durante toda la vida, pero especialmente cuando es más moldeable, durante los primeros siete u ocho años. En esos primeros años nos construimos, el niño se construye. Se habita, se posiciona, se siente, se conoce y , por ende, conoce al otro.

Entre cero y tres años el niño se construye desde fuera hacia dentro; es decir se percibe como una unidad con su exterior, y poco a poco, y gracias a las referencias externas que le sirven de espejo, empieza a sentir, a construir su propia individualidad separada de ese exterior. Esto sucede alrededor de los tres años, momento en que la construcción de sí mismo empieza ahora a hacerse desde dentro hacia fuera, expresando ya el niño lo que sale de él porque ya siente que es un ser único, diferenciado del entorno. Pero con esa edad la expresión es fundamentalmente motriz; no es hasta los siete u ocho años (cuando comienza el período de operaciones concretas, según Piaget) que el niño va a usar como herramientas de expresión principales la lógica y el razonamiento.

Es por eso que en ese primer período de cero a siete años es importante aprender a leer lo que cuentan los niños a través de su experiencia motriz. ¿Cómo se sienten? ¿Qué están descubriendo? ¿Qué viven? Todo eso nos lo van a contar mediante su manera de moverse, moverse respecto a sí mismos, respecto a los demás, respecto al espacio. Para conocerles, tenemos que “escuchar” su movimiento y favorecerlo, crear un espacio donde puedan mover ese “yo” que están construyendo libremente y acompañarlos con una mirada neutra y que sirva de sostén y los anime a seguir explorando la casa-cuerpo que van a habitar, y pueden así reconocer sus límites y a la vez ampliar sus horizontes.

Ese es el objetivo de la psicomotricidad relacional y del enfoque del colegio Gondomar, acompañar a los niños en su camino de pasar del placer de actuar, de jugar, al placer de pensar.

          “Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”

Equipo Directivo del Colegio Gondomar

         

“La virtud de los padres es una gran dote” (Horacio)

La vida quizás esté llena de obstáculos, de charcos, de dolor, de enfermedad, de guerras, de pérdidas, de fracasos, de fealdad, de odio; pero también, por contrapunto, de misterios, alegrías, silencios, esperanza, belleza y AMOR… El amor siempre nos salva y es capaz de transformar nuestra vida, nuestras circunstancias, nuestra mirada. Para mí el amor significa aventura, dolor, vínculo, altruismo, alegría, deseo, amistad, profundidad, atención, compromiso, perdón, preocupación, locura, pura ENERGÍA.

Siempre recordamos con gratitud a aquellos que nos amaron y que amamos, a los seres que han dado su vida y su tiempo por nosotros, a aquellos que nos animaron a avanzar, a crecer, ofreciendo siempre una segunda oportunidad, un consuelo, un abrazo en el momento más oscuro y doloroso de nuestro viaje. Entre ese tipo de personas podríamos destacar a nuestras madres, padres, abuelos, amigos y por qué no, a algún maestro/a que nos dejó huella. Hablemos hoy de este ejemplo de amor: las madres. Porque en pocas jornadas, el primer domingo de mayo, celebramos su día. Las madres son capaces de escuchar las palabras que no desean, los silencios, pero su amor y dignidad estarán por encima de todas las cosas. Cuando nacemos descubren su gran fuerza y su resiliencia. Ellas son las que creen en los imposibles, las que aportan un amor incondicional, las que siempre nos perdonan, las que procuran entregarnos lo mejor de sí mismas, enseñarnos el valor del perdón, la perseverancia, la generosidad, la fe y el altruismo. Podremos tener día nublados, pero ellas siempre estarán allí para animarnos y decirnos que hay que seguir adelante. Felicidades a todas las madres del Colegio porque sois pura energía, un valor inestimable en tiempos de incertidumbre, nuestro recurso humano más importante para construir una familia y una sociedad.

¡GRACIAS! por vuestro amor.

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          “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas” (Louis Pasteur)

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

Las diferencias nos hacen especiales, únicos. Nos conectan con la diversidad, con la naturaleza, con la maravilla de la existencia y el misterio de la vida, del Universo.                 

Ser diferente, sentir, pensar y hacer las cosas de otra manera, romper con las expectativas, mirar al mundo de otra forma, ser diferente. Cultivar el silencio cuando otros hacen ruido. Amar sin ser correspondido y corresponder cuando somos amados; aprender a perder y a levantarse y seguir creyendo. Ser una flor “rara” en el desierto o un verso suelto, nuestra singularidad nos hace valiosos, necesarios.                      

Puedes sentirte diferente por ir contra corriente, por buscar la bondad, la belleza, la verdad, por amar el arte y la cultura cuando otros solo adoran el consumo, intentando llenar su vacío, su abismo, siguiendo a esos apóstoles del mercado e influencers que solo se preocupan por sí mismos y sus “business”.                                                                     

Puedes ser diferente y único sin tener necesidad de exponerte en las redes o “Instagram”. Sin tener que disfrazarte de lo que no eres para solo ser aceptado por los demás.

El primer paso y más importante para tu salud mental … ¡Eres tú! Debes aceptarte a ti mismo, tal cual eres, con tu altura y peso, con tus heridas, errores, enfermedades y miedos, con tus aficiones, tus limitaciones intelectuales o físicas, tu credo, tu color de piel e identidad.

Como decía Kant, la pereza y la cobardía pueden ser la causa de no querer salir de “la minoría de edad”, pero también de no querer descubrir los misterios del mundo para contemplar la belleza de las diferencias. No existe una verdad absoluta sino, como decía Ortega, diferentes y múltiples perspectivas que nos enriquecen y complementan a cada uno de nosotros. Desde las diferencias podemos aprender a respetarnos y entendernos, humanizarnos.

No elegimos nacer en el norte o en el sur, en una familia determinada, con recursos o sin ellos, en una ciudad o en un pueblo. Todo eso nos viene dado y no podemos alterarlo; como tampoco podemos controlar los accidentes, los sucesos y todas las cosas que no dependen de nosotros. Sin embargo, sí podemos elegir una actitud ante esas circunstancias y sacar la mejor versión de nosotros mismos. Eso es lo que nos diferencia del resto de los seres vivos de este planeta.

Desde una mirada inclusiva en educación, y comenzando desde las familias, debemos preparar a los niños a ser tolerantes, solidarios, respetuosos, a que presten atención a lo que les une o conecta con los demás, desde el ejercicio de una razón práctica y ética que evite tomar decisiones basadas en los prejuicios, estereotipos o el miedo.

Max Planck, que recibió el Nobel de física, consideraba que puede existir una conexión entre todos nosotros y que formamos parte de un todo energético que está interrelacionado, una especie de matriz universal o campo de inteligencia universal que sustenta toda la materia. Otros científicos hablaron del principio holográfico, afirmando que no puede haber separación entre ninguna de las manifestaciones del universo, ya que son expresiones de la misma información. Todo en la naturaleza tiene un sentido, el ser más insignificante para nosotros puede tener un valor y formar parte de un equilibrio en la naturaleza. Las diferencias nos hacen especiales, únicos. Por ello, desde los Colegios tenemos que atender esa diversidad como una oportunidad para crecer y madurar; debemos ser un lugar donde todos puedan sentir y percibir que tienen un valor para los demás porque aportan algo valioso que hace mejor al grupo y, del mismo modo, el grupo les devuelva otros valores, talentos, oportunidades y aprendizajes.

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D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

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