06 May 2025

El Vínculo, la Belleza y la Verdad Destacado

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Según Juan José Millás, la realidad es contingente y muchas veces no es verosímil. La literatura sigue otros parámetros. El apagón reciente que hemos vivido nos muestra que esa realidad supera muchas veces la ficción de cualquier serie distópica o de cualquier relato apocalíptico. Es entonces, y cuando no tenemos el control sobre nuestra propia existencia y no podemos disfrutar de los recursos que habitualmente están a nuestro alcance, cuando nos hacemos conscientes de la fragilidad y vulnerabilidad del ser humano en entornos tan digitalizados. Buscamos la realidad analógica, el apego y la compañía de nuestra gente, lo importante, lo que da sentido a nuestra existencia.

Frente a la cultura del individualismo y del ego donde uno solo espera recibir y no dar nada a cambio. Frente a la mediocridad, el conformismo, la crítica, el inmovilismo y nuestra proyección de los defectos en los otros. Frente al miedo… se encuentra el cultivo de vínculos saludables en nuestra casa, en el trabajo y en nuestras relaciones, el mejor remedio contra todo tipo de apagones. Para crecer y evolucionar es necesario enfrentarse a los miedos, asumir desafíos, practicar la introspección y la empatía. Saber reconocer errores y mejorarlos nos hace más fuertes, menos rígidos y más flexibles.

La oxitocina y los vínculos dan sentido a nuestra vida y marcan las diferencias entre las personas, nos proporcionan equilibrio emocional, seguridad y nos preparan para combatir la adversidad y demostrarnos que no estamos solos. Los primeros vínculos aparecen en la infancia con nuestra familia y como dirían las teorías psicodinámicas son la forma en que una persona se relaciona con los demás. Esas dinámicas que se establecen entre los padres e hijos y entre los niños marcarán las futuras relaciones. Todos los vínculos a lo largo de nuestra vida se alimentan de las emociones, sentimientos; de aspectos cognitivos, de miedos, de conquistas, de pérdidas, de deseos que se construyen en la convivencia del tejido social. No elegimos dónde nacemos, pero podemos decidir quiénes queremos llegar a ser y de quiénes nos queremos rodear y con quiénes llegar a crear vínculos. Para que exista un vínculo tiene que haber reciprocidad entre el dar y el recibir.

Existe un axioma que incluso ha sido avalado por la ciencia: enfocarnos en ayudar a los demás en nuestras relaciones es la mejor forma de protegernos a nosotros mismos y llegar a ser más felices.

Un segundo elemento de la propuesta de mi trilogía sería la belleza, que nos conmueve e inspira. Se manifiesta en la naturaleza, en el arte y en los momentos cotidianos con una mirada cómplice, con un silencio, una melodía, una lectura, etc. La belleza despierta la sensibilidad ante el valor de las pequeñas cosas, activa la curiosidad y el asombro y nos conecta con la dimensión trascendental y espiritual del ser humano. Para cultivar el sentido de la belleza podemos reducir el tiempo ante las pantallas, compartir un encuentro en la naturaleza, o una visita a un museo, acudir a un concierto o disfrutar de una canción.

La belleza nos ayuda a descubrir quiénes somos, pero requiere una mirada inquieta, humilde, un aprendizaje de nuestros sentidos, mente y corazón. Los niños aprenden a través de experiencias sensoriales concretas, que les permiten comprender el mundo, comprenderse a sí mismos. Todo lo que los niños tocan, huelen, oyen, ven y saborean deja una huella biográfica en su mente y en su alma.

Por último, Aristóteles decía que la belleza es el camino más directo para encontrar la verdad. La búsqueda de la verdad nos guía y nos permite comprender la realidad. Para esa búsqueda la Ciencia, la Filosofía y el Arte han sido unas herramientas fundamentales a lo largo de la historia. La verdad para algunos puede ser subjetiva y estar afectada por nuestras propias creencias, emociones y miedos. El negacionismo y sus intereses económicos aprovechan la revolución digital para expandir sus mensajes apocalípticos mesiánicos e individualistas. Pretenden alejarnos de la ilustración, del progreso científico, del pensamiento crítico, la duda metódica, la humildad, la curiosidad y de toda la cultura de lo propiamente humano: por ejemplo la importancia del vínculo, la inspiración de la belleza y la búsqueda de la verdad.

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

         

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