Taller de Educación Emocional
La adolescencia se caracteriza por ser una época de búsqueda personal. Con frecuencia en esta etapa, nuestros alumnos desconocen el porqué de su estado de ánimo, el porqué de sus cambios de humor, el porqué de sus actos... Con el fin de intentar encauzar sus dudas y sus sentimientos y para dar un poco de luz a esta etapa de desconocimiento emocional y sentimental, planteamos el Taller de Ligoteo, buscando un espacio donde poder hablar de sus sentimientos y de sus emociones, favoreciendo su conocimiento personal.
La actividad se desarrolla en un módulo de una hora de duración impartida los viernes de 16:00 -17:00h.
Inmersos en una sociedad centrada en el culto al cuerpo y donde, en demasiadas ocasiones, se valora más el aparentar que el ser, buscamos un espacio de reflexión crítica y de construcción de la propia identidad por parte del alumnado, invitándoles a analizar los roles imperantes y sus aspiraciones personales.
- Análisis de letras de canciones.
- Comentarios de aforismos.
- Análisis de cortometrajes.
- Dinámicas de conocimiento personal.
- Memorización y declamación de poemas de amor.
Enmarcadas dentro de la asignatura de Lengua y Literatura, entre miradas incrédulas y expectantes, se inician una serie de clases destinadas a que el alumnado pueda reflexionar, en un ambiente distendido pero responsable, sobre aspectos relacionados con las emociones, la sexualidad, las relaciones de pareja y sus propios sentimientos. Es decir, cuestiones de las que normalmente hablan únicamente con sus amistades, ante las que, en la mayoría de los casos, adoptan los roles asignados que asumen de las series y películas o algunas páginas no siempre muy pedagógicas de internet.
Comenzamos la sesión con una cita relacionada con el capítulo del día. Cada uno es libre de argumentar su opinión y entre todos tratamos de explicar la relación que ese aforismo tiene con nuestra vida cotidiana. Nacen dudas, preguntas… Hablamos de sentimientos, rompemos roles establecidos y transmitidos por no sabemos muy bien quién; nos atrevemos a cuestionar si el modelo imperante en el que parece que si no nos “liamos” con muchas personas no somos nadie, realmente nos conduce a la realización personal o si, por el contrario, nos aleja de nuestros principios y de nuestros sueños.
Al principio con timidez, surgen dudas (“Yo tengo un amigo al que su novia puso los cuernos, ¿puede seguir con ella?”), cuya respuesta es únicamente una invitación a la reflexión sobre nuestros valores (lealtad, compromiso, honestidad, la autenticidad…). Y, sin tenerlo previsto, es necesario que definamos lo que entendemos por esos términos, lo que es una pareja… Es una oportunidad para que piensen sobre ellos mismos, sobre lo que esperan de una relación de pareja, sobre lo que significa ser tratados con respeto y respetar a los demás. Abordamos la importancia de poner límites de una manera asertiva para no ser utilizados como meros objetos de usar y tirar, ya sea con tu pareja o con una amistad. Algunos, con cierto asombro, aseveran, entonces, que es mejor estar solo que en compañía de alguien que no nos quiere bien. (¿Qué significa querer bien?)
Entonces, como por arte de magia, es imprescindible delimitar la diferencia entre la mera atracción física y el querer; entre el gustar y el amar. Entre el amar y el estar enamorado. Quien quiere puede aportar su definición o exponer su punto de vista y, entre todos, trenzamos bocetos que cada uno concreta, a su manera, en su cuaderno personal e intransferible.
Sin casi darnos cuenta, en ese ambiente de vodevil intimista, llega el final de la hora. Preguntan, impacientes, que cuándo será la siguiente sesión.
La dinámica se repite, aunque en alguna ocasión comenzamos por una leyenda (“El amor es ciego”) o por un poema de amor (de Lope de Vega, Quevedo,…). Las cuestiones siguen apareciendo (¿cómo nos sentimos cuando nuestra pareja nos deja?) y las respuestas siguen trazando esbozos de realidad, si bien es ineludible tratar las fases del duelo o comentar algo de los protectores de la felicidad. Aparecen temas recurrentes (¿es bueno tener celos?), y charlamos sobre la libertad o sobre la confianza como uno de los requisitos esenciales e imprescindibles para que una relación funcione. Ellos escuchan con un respetuoso silencio a quien hace uso de la palabra: unas veces el profesor; otras, cualquier compañero.
En ocasiones, salimos del aula. En el patio, montamos un “Mercado turco”, en el que, por parejas, han de vendernos las cualidades positivas de la persona con la que están trabajando. O bien crean o buscan un poema de amor y organizamos un “Café del Amor”, donde recitan sus poesías para los compañeros más pequeños del Centro. Se visten con sus mejores galas y, con luz tenue y ante un público entregado, declaman sus versos de enamorados.
Hay sesiones en las que el hilo conductor nace de una obra de arte (de Rubens, Klimt, Matisse,…) o finalizan con una tira cómica. Podemos escuchar canciones de amor propuestas por el profesorado (Cohen, Milanés,…) o analizar las letras de los temas que ellos seleccionan. Todo es válido para enriquecer nuestra visión del amor desde diferentes perspectivas
Al finalizar el curso, volvemos al patio, esta vez para practicar unos cuantos pasos de baile. Las risas y las miradas cómplices vencen la timidez; y la alegría aparece por doquier. Y es que, si estamos hablando del amor, no debemos olvidar que la alegría es imprescindible y todo lo que no la produzca, deja de ser amor, sea cual sea su manera de expresión.
Es posible que tras este Taller de Ligoteo sigamos siendo igual de “desafortunados” en el amor y que la persona que ocupa la mayor parte de nuestros pensamientos y fantasías no desee compartir su camino con nosotros. Poco importa, pues no se trata de estar bien con una persona u otra; consiste en estar bien con nosotros mismos para poder ser el príncipe o la princesa que realmente somos.
De hecho, el verdadero objetivo de este Taller es contribuir a que puedan proseguir la senda de sus vidas dispuestos a tomar las riendas de la misma, a que sean ellos los que gobiernen su propio destino siendo responsables de sus actos, eligiendo a la persona con la que quieren compartir trayecto con libertad, respeto y dignidad, sin conformarse con lo primero que encuentren.
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