Educar para Ser

Educar para Ser (12)

Hace unos años descubrí al escritor y filósofo Nuccio Ordine, cuando un antiguo alumno me regaló su libro La utilidad de lo inútil de la cuidadosa editorial Acantilado. En ese manifiesto descubrí a un gran humanista, hombre inteligente, un libre pensador, que con su libro me conquistó desde la primera  a la última página; pero también al recibir el libro me di cuenta de uno de los tesoros que tiene nuestro oficio, el recuerdo que dejamos en ciertas personas después de su formación, y que el aprendizaje entre el profesor y el alumno nunca termina. A partir de ahí he intentado seguir las nuevas publicaciones de este escritor Clásicos para una vida, Los hombres no son islas, Tres coronas para un rey, etc. En la actualidad, este autor italiano está considerado uno de los intelectuales más reconocidos junto a Jurgen Habermas, George Steiner, Slavoj Zizek, Byung Chul Han, etc.

Recientemente Nuccio Ordine recibió el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Nuestro protagonista defiende la importancia de esos saberes “poco prácticos”: el arte, la literatura, el teatro, la poesía, la filosofía, la CULTURA, en un mundo que va muy deprisa y que solo se preocupa por la formación de trabajadores y consumidores para que el día de mañana formen parte de una cadena productiva y de una sociedad de consumo caníbal, donde además desaparecerán trabajos actuales y aparecerán otros que desconocemos. El autor nos invita a reflexionar sobre las transformaciones sociales que se están produciendo en la escuela, en la familia y la universidad. Para él las democracias y sociedades avanzadas deben preservar un pensamiento crítico y las competencias tecnológicas deben subordinarse a aspectos culturales, humanos, ÉTICOS, para crear justicia y paz social. Creo que este hecho es compatible con economías sostenibles a corto y largo plazo.

El filósofo italiano afirma que no se debe estudiar sólo para lograr un título, o únicamente por sus salidas económicas, porque es crear consumidores pasivos que sólo piensan en el éxito y el dinero, y no en su autorrealización o felicidad. Los alumnos deberían estudiar para mejorar, para crecer, para que el conocimiento sirva como instrumento de cambio, compromiso civil y libertad.

En la sociedad de la prisa, de la inmediatez, del café para todos, y donde el consumo nos posiciona en un status social donde el tener vale más que el ser, un modelo educativo humanista e innovador no puede estar al servicio de la tecnología, sino debe servirse de ella para descodificar con la ayuda del profesor la información de calidad que permita interpretar mejor la realidad, construyendo un pensamiento crítico, creativo, que fomente la reflexión, la investigación, la sostenibilidad y los valores éticos. Los alumnos y profesores necesitan interactuar, dialogar y comprometerse en la experiencia vital de estar juntos para aprender. En varios artículos de investigación del New York Times sobre los dispositivos digitales y las iniciativas de las élites de Silicon Valley se muestra que las familias con mejor posición económica consideran que una educación de calidad debe privilegiar las relaciones humanas y la cultura humanística y científica. Sin embargo parece ser que en una educación más estandarizada se recurre a más canales telemáticos y virtuales mermando el protagonismo del profesor y reduciendo los recursos para la formación. ¡Qué paradoja!, porque los resultados académicos y el bienestar de los alumnos son muy diferentes…

Nuestra propuesta defiende la importancia del docente, del maestro, frente a un aparato o plataforma digital, porque el profesional no sólo transmite conocimientos, sino que enseña otras habilidades y competencias tan necesarias para un ser humano: la comunicación con los compañeros y la forma de relacionarse, la cooperación, la confianza, la argumentación, la creatividad, la gestión emocional y otros valores éticos tan importantes para la convivencia como la autorregulación y autoestima personal. El maestro puede potenciar la creatividad artística, la admiración por la belleza, la cultura en todas sus expresiones. Es capaz de reconocer el potencial de sus alumnos, sus necesidades, sus miedos, sus dificultades y los tiempos y ritmos que necesita cada uno de ellos en el proceso de aprendizaje.

Por otro lado, son tiempos donde es necesaria la CALMA, ya que el estrés y las prisas, tratan de trasladarse a todos los niveles de socialización: familia, escuela, universidad, trabajo, anulando todo tipo de reflexión y análisis. Por ello, como adultos debemos esforzarnos en detenernos, serenarnos, cultivar más el presente y dar ejemplos con nuestros actos a nuestro alumnos e hijos.  La calma debería presidir cualquier toma de decisiones, porque educar en ella proporciona bienestar, seguridad, paciencia, aporta empatía y adaptación al procesamiento de la información, y al ritmo de aprendizaje de los niños. Además, permite una buena respiración, canalizar la energía de forma positiva, focalizar la atención, la concentración, controlar los impulsos y hacer posible la metacognición. Según Ramón Andrés, cuando conectamos con el ritmo de nuestra naturaleza, y nuestras necesidades socioafectivas, dejando de incentivar lo inmediato, la prisa, la productividad, la superficialidad, descubrimos que la calma y la serenidad pueden ser la salvaguarda de nuestra salud mental y física; pero también la de nuestros alumnos. ¿A qué llamamos lo útil y lo inútil?...

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

El acrónimo (V.U.C.A.), que se originó en la escuela de guerra del ejército de los EE.UU. para describir las condiciones resultantes de la Guerra Fría y se comenzó a utilizar en los años noventa, paradójicamente, describe muy bien nuestra actual realidad mundial: (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad). Estos conceptos se utilizan frecuentemente en liderazgo estratégico empresarial y también se aplican en todo tipo de organizaciones humanas para describir variables económicas, sociales, culturales y políticas de los últimos años. Esos conocimientos y sus análisis hacen posible la anticipación, la evolución y la intervención. Parece que nuestro mundo está algo desorientado y en un proceso de cambio de paradigmas y valores como ha ocurrido en otras ocasiones en la historia…

Por otro lado, muchos sanitarios que trabajan en salud mental afirman que vivir en una sociedad de gratificación instantánea no nos ayuda porque no se incentiva la tolerancia a la frustración, la resiliencia, la voluntad, el equilibrio y, en definitiva, la salud. Vivimos en la era de la inmediatez y quizás necesitamos pararnos para romper la inercia de la prisa, para aprender a distinguir lo importante de lo urgente, para plantear las cosas a largo plazo y no ser cortoplacistas en nuestras iniciativas, para distinguir la ficción de la realidad, para fomentar un pensamiento crítico ante un pensamiento único. Necesitamos tiempo para reflexionar frente a la impulsividad; calma para respirar y frenar la ansiedad; silencio para combatir el ruido; empatía para superar los prejuicios; bondad frente a la banalización del mal. Necesitamos jugar con los demás para descubrir la risa compartida, social. Observar, mirar, para alimentar esa curiosidad que nos permite seguir aprendiendo.

         Asimismo, muchos constatamos que los niños y adolescentes quieren tener todo en el momento, ¡ya!, y tienen dificultad para posponer la recompensa en el tiempo, frenar sus impulsos y deseos constantes; se enrabietan, muestran agresividad, etc. Es cierto que muchos niños desde pequeños pasan demasiado tiempo frente a teléfonos y tabletas, en las horas de la comida, en los momentos de ocio, cuando viajan, etc. Como dice la psiquiatra Marian Rojas esas pantallas ofrecen luz, sonido y movimiento, son un estímulo muy atractivo para los pequeños y, a veces, seamos sinceros, un “descanso” para algunos adultos que pueden atender otros temas…Sabemos que en el núcleo estriado del cerebro se asocian sensaciones y emociones a recompensas constantes que generan hábitos, que sólo se pueden romper con la voluntad. Ej.: Estoy triste y como chuches o chocolate o una bebida con gas.

el sonido del silencio

La pregunta que podríamos hacernos es la siguiente ¿Cuáles son las consecuencias de estas acciones cuando posteriormente se convierten en hábitos? La respuesta la podemos encontrar en la Ciencia, en pediatras, neurólogos, psiquiatras, etc. La corteza prefrontal que tarda en madurar en el ser humano se debilita, cuando sabemos que es el centro de la Voluntad, la zona de la atención, la concentración, que permite la resolución de problemas, el control de los impulsos, de la inteligencia ejecutiva, etc.; esto hace más vulnerables a los niños y a los adolescentes porque están más sometidos a los impulsos, a los deseos y todas sus acciones sólo se regirán por el principio del placer, “solamente hago lo que me apetece” , “esto no me motiva” y no sé escuchar un NO por respuesta.

         La sociedad podrá tener un reto con esta cuestión si previamente no consigue “amueblar” el corazón y la mente de los niños ¿Están los niños preparados para utilizar esos objetos? ¿Por qué existen tantos niños con problemas de atención últimamente? ¿Es la realidad digital la auténtica realidad? ¿Tienen la suficiente madurez algunos niños para utilizar las redes sociales? Las redes sociales fueron diseñadas para ser adictivas y el efecto que tienen en el cerebro es muy similar al de otras sustancias.

          La fuerza de la Voluntad es una capacidad de autodeterminación que nos ayuda a posponer la recompensa, que nos ayuda a construirnos, a pensar a largo plazo y a adquirir autocontrol. Existe un test muy interesante que es el del psicólogo Walter Mischel de la Universidad de Columbia donde el investigador quería reconocer la capacidad de autocontrol de unos niños de infantil. Se les ofrecía comerse un pastel inmediatamente o esperar unos minutos y después poder comerse dos (test de la golosina). Se comprobó que esta sencilla prueba era un predictor de la evolución académica, familiar, laboral y social, mucho más que otras pruebas estandarizadas, cuando se hizo el seguimiento de esos niños según fueron creciendo.

          La pregunta que quizás podemos hacernos sería: ¿Podemos educar la fuerza de voluntad desde la Familia y el Colegio? ¡SÍ!, y además debemos hacérnosla para proporcionar a los niños y jóvenes unas herramientas de gestión emocional y control inteligente (inteligencia ejecutiva) para cuando se enfrenten en la vida y en el trabajo a momentos difíciles o, momentos en que no consigan lo que desean. (CONTINUARÁ).

pexels manu mangalassery 5081875

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

El tercer jueves del mes de noviembre de cada año celebramos el Día de la Filosofía. Desde las aulas compartimos y celebramos ese día con diferentes actividades creativas para defender que existen saberes como la Filosofía cuyo valor esencial es ajeno a cualquier finalidad materialista, mercantil, productiva y antidemocrática. Como dice Nuccio Ordine, los descubrimientos fundamentales que han revolucionado la historia de la humanidad son fruto, en gran parte, de investigaciones alejadas de cualquier objetivo utilitarista. Existen saberes que son fines en sí mismos, como la Filosofía que puede ejercer un papel fundamental en la búsqueda de la sabiduría, el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. Con tal motivo, manifestamos su necesidad, porque:

          1.-. La Filosofía surge del asombro y de la curiosidad para huir de la ignorancia, de las sombras y de las apariencias; a lo largo de la historia ha contribuido a edificar el pensamiento de Occidente.

          2.- La Filosofía es un saber racional, crítico, radical que busca la verdad y que nos invita a la reflexión, al diálogo, a la búsqueda de la sabiduría. Se preocupa por los valores, el bien, la moral, la belleza, la libertad, la justicia en la sociedad en la que vivimos, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el conocimiento, la espiritualidad y por todos los temas que tienen que ver con lo humano.

          3.- A través del diálogo nos enseña a pensar, a dudar y a construir un pensamiento crítico frente a los dogmas o las falacias; permite construir un discurso deliberativo donde todos los seres humanos son dignos de consideración y respeto. Por ende, es un saber necesario y útil en cuanto nos hace mejores.

          4.- La Filosofía nos anima a preguntarnos sobre todas las cuestiones: el porqué, el para qué, de dónde venimos, a dónde vamos, cuestiones sobre el sentido de la vida y sobre nuestro papel en la Naturaleza, en la Sociedad o en el Cosmos, etc.

          5.- Como ocurre con otras disciplinas humanísticas, la Filosofía es un arma cargada de futuro, con un pasado y un presente que nos permite sobrevivir en tiempos difíciles y poblados de incertidumbres: la pandemia, la crisis climática y energética, los conflictos armados o los modelos económicos consumistas que imponen una cultura de la inmediatez donde lo útil y la prisa se imponen frente a lo importante y necesario como la calma, la reflexión, la lucha por el bien común, la solidaridad, la empatía y el valor de la dignidad humana.

          6.- La Filosofía que a lo largo de la historia englobó a muchos campos del saber en la actualidad puede establecer sinergias con muchas disciplinas científicas y humanísticas al aportar una mirada más universal, crítica y menos específica sobre cualquier problema, ya que estudia la realidad en su conjunto en todos los aspectos y niveles de existencia y concreción.

          7.- La Filosofía nos ayuda a repensar nuestro modelo de desarrollo económico globalizado, el papel de las redes y de la cultura en el siglo XXI o las luces y sombras del transhumanismo. Por ejemplo, esta disciplina puede colaborar con las ciencias cognitivas como la neurología, la neurolingüística o la inteligencia artificial para esclarecer el funcionamiento de la mente humana y su relación con el cerebro. Pensar, Sentir, Hacer.

SAPERE AUDE 

D.Javier Rodríguez Toro

Ditrector Colegio Gondomar

 

 

 

En el viaje de la vida o en cualquier proyecto vital, creo que es necesario echar en la mochila o en el bolso un poco de alegría, un poco de humor, mucho de amor y sobre todo una buena actitud. Son los nutrientes fundamentales para no pasar “hambre” o “deshidratarse” a mitad del viaje. El paisaje estará cargado de incertidumbres y de nubarrones; pero como decían los abuelos con su sentido común, después de la tempestad siempre llegará la calma. 

Transcurrido un año, quién recuerda la erupción del volcán de la Palma, el aislamiento al que dio lugar la pandemia, las vacunas, las dificultades de las residencias, etc. Todo ello parece muy lejano, pero sin esperar mucho nos llegó la guerra de Ucrania, la crisis energética… Son tiempos de cambios, de retos, de sacrificios y de adaptabilidad, como ha ocurrido en otros momentos de la historia. Lamentablemente muchas personas siguen sufriendo y luchando por estos sucesos, por las pérdidas, y también recuperándose todavía de las heridas en su gestión emocional y salud mental. ¡ El misterio de la vida!.

Cuando trabajas y vives con niños, como nos ocurre a nosotros, cada día se convierte en un descubrimiento, en una aventura, en un reto y un desafío. Tenemos motivos para poder celebrar el hecho de estar vivos, rodeados de los nuestros y de poder recordar los momentos inolvidables con ellos. La alegría y el optimismo deben ser el hilo conductor de la convivencia en casa y en el Colegio.

Muchas personas pueden creer que el mundo retrocede, y que tiempos pasados siempre fueron mejores, pero la historia y la ciencia nos demuestra a diario lo contrario, eso sí, nadie nos salva de las enfermedades, los conflictos, las crisis y de las preocupaciones en el presente. Sin embargo, hay motivos suficientes para ser optimistas, y solo pondré unos ejemplos:

-Se ha vacunado a medio mundo (49%) en 12 meses, y se han evitado millones de muertes.

-La mortalidad infantil se ha reducido notablemente.

-En 1920 la vida media humana era de unos 35 años y en 2019 fue de 73 años.

-En España se han reducido las emisiones de CO2 por habitante.

-Un análisis de sangre podrá predecir diferentes tipos de cáncer…

          ¡Siempre puede llegar un verano inolvidable!

El pesimismo, la crítica y la inacción son contraproducentes tanto a nivel individual como colectivo. El victimismo nos lleva a entrar en una espiral de negatividad y pasividad, que nos hace más vulnerables. No podemos culpar a los demás o a las circunstancias de lo que sucede, tenemos que aprender a asumir responsabilidades y a saber gestionar nuestras emociones, el dolor y la dicha. Aristóteles también decía que podemos tener un control considerable sobre el cómo actuar en nuestra vida. Debemos tener en cuenta que las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran, pero siempre tenemos la opción de elegir nuestra actitud.

La neurociencia nos aconseja que en la familia y en la vida escolar, tenemos que ayudar a los niños y adolescentes a ejercitar la voluntad desde pequeños, ya que esta les llevará incluso más lejos que su inteligencia.

La voluntad se encuentra en la corteza prefrontal y nos permite posponer la recompensa, controlar los impulsos, favorecer la atención, la concentración, la resolución de problemas, etc.

En el día a día cuando vivimos la educación teniendo presente lo que llevamos dentro, desde nuestras experiencias, amores, esperanzas, convicciones y desde nuestro afán por seguir siempre aprendiendo y creciendo, descubrimos la alegría de acompañar al otro y de poder formar parte de un periodo muy importante en su vida.

Víctor Kuppers dice que la alegría no es una consecuencia, es una elección. Cuando hacemos el esfuerzo de vivir con alegría cambia nuestro carácter y manera de ser.

El humor también es una gran herramienta para soportar el dolor, para mejorar la capacidad de adaptación, la incertidumbre y para hacer más familiar lo extraño, y nos proporciona una situación interna de placer. Aprender a reírnos de lo que nos resulta incómodo, de lo que nos da miedo, de lo cotidiano, de nuestras torpezas, de nosotros mismos, es muy saludable, mejora el sistema inmunitario y nos ayuda a combatir el estrés. ¿Cómo nos sentimos en una clase cuando todos sonreímos o participamos de una situación graciosa?. La risa en el aula fomenta la creatividad, el optimismo, la sensación de felicidad. En realidad es uno de los índices de salud mental.

Nuestra relación educativa no puede ser pasiva, distante, fría, indiferente ,es una relación profundamente humana y la relación socioafectiva humana se sustenta en el amor. En nuestro ámbito es necesario vivir con intensidad la vida, compartir, acompañar, crear espacios de encuentro y diálogo, de juego, de valor estético, espiritual, de conocimiento, de afectividad, respeto y racionalidad. En nuestros proyectos de aprendizaje, y convivencia, nos esforzamos en que esté presente la fuerza del amor, el valor de la convivencia, la creatividad, y el respeto a la diversidad. En la escuela y en la sociedad ya empezamos a percibir las consecuencias de que algunas familias eduquen desde la sobreprotección, permisividad, el principio del placer o del deseo. Los niños en esas condiciones a largo plazo tienen alto porcentaje de probabilidad de ser inseguros, vulnerables, de tener actitudes tiranas, y menor tolerancia a la frustración y resiliencia , así como más baja autoestima. Para protegernos de esta cuestión debemos ayudar desde el hogar y el colegio a los niños a que puedan descubrir sus posibilidades e imposibilidades, enseñándoles límites, porque eso les aportará más equilibrio, seguridad y serenidad. Está comprobado que los niños necesitan normas sociales y límites en el día a día, ya que estos reflejan una forma de respeto hacia el otro, generan una buena convivencia, un entorno seguro equilibrado y armónico para todos. También es importante que los niños aprendan a ser agradecidos y a valorar lo que tienen. Proust decía que aunque nada cambie, si tú cambias, todo cambia, porque te conectas con la realidad.

Espero que en nuestros proyectos individuales y colectivos, no nos olvidemos de estos nutrientes tan importantes: la alegría, el humor, el amor y la actitud, ya que pueden ser la brújula emocional y racional para lo que pueda llegar y para nuestra travesía vital.

un verano inolvidable imagen

En 1954 Albert Camus en uno de sus ensayos dijo…”En medio del odio descubrí que había dentro de mí, un amor invencible. En medio del caos descubrí que había dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta a pesar de todo eso…En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible, Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo empuja contra mí; en mi interior hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta”

En el presente y en el futuro nuestra actitud sobre la realidad marcará el sentido sobre nuestra existencia. ¿A qué esperamos? .

¡ FELIZ CURSO !

Javier Rodríguez Toro 

Director del Colegio Gondomar

“Quien solo tiene un martillo, acabará viendo a todos como clavos”. A.H:Maslow

Durante este curso entre otras cuestiones nos estamos formando en el campo de la práctica psicomotriz Aucouturier. Lo realizamos diferentes profesores de las distintas etapas educativas, y desde la primera sesión que tuvo lugar empezamos a poner en práctica en las aulas de infantil nuestros propios descubrimientos y aprendizajes, sintiéndonos muy satisfechos de las vivencias que están surgiendo con los alumnos. La práctica Aucouturier parte de una pedagogía no directiva y de carácter lúdico en la que se acompaña a los niños en el desarrollo de su personalidad e inteligencia a través del juego y su propia actividad espontánea. Es un enfoque integral que atiende la dimensión física, cognitiva, afectiva y social, y creemos que puede enriquecer nuestra filosofía de atención personalizada, inclusiva, donde se respeta el ritmo evolutivo y el descubrimiento del niño en el proceso de aprendizaje. El espacio y el tiempo son muy importantes, accedemos al mundo simbólico, y elaboramos representaciones mentales a través de nuestras investigaciones, emociones y sensaciones adquiridas por la vía motriz. Se realiza el proceso que va “del placer de jugar y moverse al placer de pensar”.

Todos tenemos un cuerpo. Un cuerpo que nos permite movernos, sentir, pensar. Es la expresión material de aquello que somos. Y este cuerpo nuestro lo vamos construyendo durante toda la vida, pero especialmente cuando es más moldeable, durante los primeros siete u ocho años. En esos primeros años nos construimos, el niño se construye. Se habita, se posiciona, se siente, se conoce y , por ende, conoce al otro.

Entre cero y tres años el niño se construye desde fuera hacia dentro; es decir se percibe como una unidad con su exterior, y poco a poco, y gracias a las referencias externas que le sirven de espejo, empieza a sentir, a construir su propia individualidad separada de ese exterior. Esto sucede alrededor de los tres años, momento en que la construcción de sí mismo empieza ahora a hacerse desde dentro hacia fuera, expresando ya el niño lo que sale de él porque ya siente que es un ser único, diferenciado del entorno. Pero con esa edad la expresión es fundamentalmente motriz; no es hasta los siete u ocho años (cuando comienza el período de operaciones concretas, según Piaget) que el niño va a usar como herramientas de expresión principales la lógica y el razonamiento.

Es por eso que en ese primer período de cero a siete años es importante aprender a leer lo que cuentan los niños a través de su experiencia motriz. ¿Cómo se sienten? ¿Qué están descubriendo? ¿Qué viven? Todo eso nos lo van a contar mediante su manera de moverse, moverse respecto a sí mismos, respecto a los demás, respecto al espacio. Para conocerles, tenemos que “escuchar” su movimiento y favorecerlo, crear un espacio donde puedan mover ese “yo” que están construyendo libremente y acompañarlos con una mirada neutra y que sirva de sostén y los anime a seguir explorando la casa-cuerpo que van a habitar, y pueden así reconocer sus límites y a la vez ampliar sus horizontes.

Ese es el objetivo de la psicomotricidad relacional y del enfoque del colegio Gondomar, acompañar a los niños en su camino de pasar del placer de actuar, de jugar, al placer de pensar.

          “Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”

Equipo Directivo del Colegio Gondomar

         

“La virtud de los padres es una gran dote” (Horacio)

La vida quizás esté llena de obstáculos, de charcos, de dolor, de enfermedad, de guerras, de pérdidas, de fracasos, de fealdad, de odio; pero también, por contrapunto, de misterios, alegrías, silencios, esperanza, belleza y AMOR… El amor siempre nos salva y es capaz de transformar nuestra vida, nuestras circunstancias, nuestra mirada. Para mí el amor significa aventura, dolor, vínculo, altruismo, alegría, deseo, amistad, profundidad, atención, compromiso, perdón, preocupación, locura, pura ENERGÍA.

Siempre recordamos con gratitud a aquellos que nos amaron y que amamos, a los seres que han dado su vida y su tiempo por nosotros, a aquellos que nos animaron a avanzar, a crecer, ofreciendo siempre una segunda oportunidad, un consuelo, un abrazo en el momento más oscuro y doloroso de nuestro viaje. Entre ese tipo de personas podríamos destacar a nuestras madres, padres, abuelos, amigos y por qué no, a algún maestro/a que nos dejó huella. Hablemos hoy de este ejemplo de amor: las madres. Porque en pocas jornadas, el primer domingo de mayo, celebramos su día. Las madres son capaces de escuchar las palabras que no desean, los silencios, pero su amor y dignidad estarán por encima de todas las cosas. Cuando nacemos descubren su gran fuerza y su resiliencia. Ellas son las que creen en los imposibles, las que aportan un amor incondicional, las que siempre nos perdonan, las que procuran entregarnos lo mejor de sí mismas, enseñarnos el valor del perdón, la perseverancia, la generosidad, la fe y el altruismo. Podremos tener día nublados, pero ellas siempre estarán allí para animarnos y decirnos que hay que seguir adelante. Felicidades a todas las madres del Colegio porque sois pura energía, un valor inestimable en tiempos de incertidumbre, nuestro recurso humano más importante para construir una familia y una sociedad.

¡GRACIAS! por vuestro amor.

madrebebe

        

          “No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas” (Louis Pasteur)

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

Las diferencias nos hacen especiales, únicos. Nos conectan con la diversidad, con la naturaleza, con la maravilla de la existencia y el misterio de la vida, del Universo.                 

Ser diferente, sentir, pensar y hacer las cosas de otra manera, romper con las expectativas, mirar al mundo de otra forma, ser diferente. Cultivar el silencio cuando otros hacen ruido. Amar sin ser correspondido y corresponder cuando somos amados; aprender a perder y a levantarse y seguir creyendo. Ser una flor “rara” en el desierto o un verso suelto, nuestra singularidad nos hace valiosos, necesarios.                      

Puedes sentirte diferente por ir contra corriente, por buscar la bondad, la belleza, la verdad, por amar el arte y la cultura cuando otros solo adoran el consumo, intentando llenar su vacío, su abismo, siguiendo a esos apóstoles del mercado e influencers que solo se preocupan por sí mismos y sus “business”.                                                                     

Puedes ser diferente y único sin tener necesidad de exponerte en las redes o “Instagram”. Sin tener que disfrazarte de lo que no eres para solo ser aceptado por los demás.

El primer paso y más importante para tu salud mental … ¡Eres tú! Debes aceptarte a ti mismo, tal cual eres, con tu altura y peso, con tus heridas, errores, enfermedades y miedos, con tus aficiones, tus limitaciones intelectuales o físicas, tu credo, tu color de piel e identidad.

Como decía Kant, la pereza y la cobardía pueden ser la causa de no querer salir de “la minoría de edad”, pero también de no querer descubrir los misterios del mundo para contemplar la belleza de las diferencias. No existe una verdad absoluta sino, como decía Ortega, diferentes y múltiples perspectivas que nos enriquecen y complementan a cada uno de nosotros. Desde las diferencias podemos aprender a respetarnos y entendernos, humanizarnos.

No elegimos nacer en el norte o en el sur, en una familia determinada, con recursos o sin ellos, en una ciudad o en un pueblo. Todo eso nos viene dado y no podemos alterarlo; como tampoco podemos controlar los accidentes, los sucesos y todas las cosas que no dependen de nosotros. Sin embargo, sí podemos elegir una actitud ante esas circunstancias y sacar la mejor versión de nosotros mismos. Eso es lo que nos diferencia del resto de los seres vivos de este planeta.

Desde una mirada inclusiva en educación, y comenzando desde las familias, debemos preparar a los niños a ser tolerantes, solidarios, respetuosos, a que presten atención a lo que les une o conecta con los demás, desde el ejercicio de una razón práctica y ética que evite tomar decisiones basadas en los prejuicios, estereotipos o el miedo.

Max Planck, que recibió el Nobel de física, consideraba que puede existir una conexión entre todos nosotros y que formamos parte de un todo energético que está interrelacionado, una especie de matriz universal o campo de inteligencia universal que sustenta toda la materia. Otros científicos hablaron del principio holográfico, afirmando que no puede haber separación entre ninguna de las manifestaciones del universo, ya que son expresiones de la misma información. Todo en la naturaleza tiene un sentido, el ser más insignificante para nosotros puede tener un valor y formar parte de un equilibrio en la naturaleza. Las diferencias nos hacen especiales, únicos. Por ello, desde los Colegios tenemos que atender esa diversidad como una oportunidad para crecer y madurar; debemos ser un lugar donde todos puedan sentir y percibir que tienen un valor para los demás porque aportan algo valioso que hace mejor al grupo y, del mismo modo, el grupo les devuelva otros valores, talentos, oportunidades y aprendizajes.

hojassecas

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

“Somos lo que comemos” (Ludwig Feuerbach)

          La evolución nos convirtió en seres omnívoros, mamíferos, racionales, sociales, éticos, pero también en creadores de arte, cultura, gastronomía, ciencia y tecnología. Nuestra inteligencia lingüística, nuestro metalenguaje, y la palabra ayudaron a crear conciencia, logos y sociabilidad. Los progresos en neurociencia nos han descubierto que la razón y la emoción van de la mano, que son inclusivos y que el amor, la bondad, el perdón y la empatía se constituyen en la energía más poderosa que nos mejora y transforma, devolviéndonos más humanidad y salud mental para nosotros y todos los que nos rodean.

          Y hablando de nutrientes no solo deberíamos buscar los que sacian nuestra sed o hambre corporal, también aquellos alimentos que son importantes para un equilibrio homeostático y que nutren nuestra mente y/o nuestra alma. Por tal motivo, la Música y la Filosofía deberían estar presentes en nuestros almuerzos, comidas o cenas; en nuestras sobremesas, tertulias, momentos de trabajo, ocio, creatividad, creación, afectividad, etc.

          La Música y la Filosofía alimentan nuestros sentidos, nuestras emociones y sentimientos, nuestra mente. Con ellas podemos encontrar el consuelo ante el dolor, podemos inspirarnos, enamorarnos y embriagarnos de belleza y serenidad. Ambas disciplinas son elegidas para reafirmar nuestro estado de ánimo, nuestra relación con el mundo; para subrayar un sentimiento, una experiencia, una idea, algo que nos está ocurriendo y que nos ayuda a descodificar el mundo, porque se constituyen en un lenguaje universal.

          ¿Quién se atreve a decir que no les gusta? Ambas disciplinas requieren un trabajo previo, una lectura, una escucha, un estudio y una Actitud. Alguien dijo que la filosofía es música y la música es filosofía. Schopenhauer afirmaba que la música y la filosofía no solo se sienten, sino que también se comprenden.

          Todos de niños somos curiosos, hacemos preguntas y damos respuestas creativas a problemas diferentes. Somos un poco filósofos. Del mismo modo podemos afirmar que la musicalidad es una facultad que también poseemos cada uno de nosotros. El cerebro es un gran instrumento musical, orgánico y rítmico. El filósofo Platón decía que la música y el ritmo se abren camino hasta los lugares más recónditos del alma. Todos podemos asociar una canción o melodía a un momento importante de nuestra vida. Cuando perdemos la memoria, la música puede convertirse en ese nutriente que nos permita seguir recordando quiénes somos o quiénes fuimos.

          Con la mayor periodicidad posible y en distintos formatos y/o plataformas os iremos ofreciendo un menú filosófico y musical que no os va a dejar indiferentes. Un complemento nutricional para vuestra dieta sin efectos secundarios. Los sentidos como el gusto, el olfato, el tacto y la vista serán bombardeados por estos estímulos y disciplinas, pero también vuestras percepciones y conexiones sinápticas, independientemente de vuestra edad y momento vital en el que os encontréis.

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

"Si no actúas como piensas, terminarás pensando como actúas". Blaise Pascal.

En los momentos de incertidumbre, de crisis o de dificultades muchas autoridades sanitarias o filosóficas nos invitan a hacernos ciertas preguntas positivas, como ¿dónde puede estar en esos momentos la oportunidad? ¿Es posible sacar un aprendizaje? La Resiliencia en esas circunstancias nos invita a cambiar la mirada, el foco del problema y convertirlo en un reto para poder crecer y mejorar y no en un anclaje, que nos impida avanzar. Resistir, aprender de la dificultad, sobreponerse, adaptarse y superar las adversidades.

Recientemente escuché a un médico que decía “aunque lo diga Mr. Wonderful la vida no está hecha para ser felices todos los días”. ¡Qué estrés!, a muchos les puede chirriar esta afirmación, pero no se puede sacar de su contexto. El primer objetivo no es la felicidad diaria, es sobrevivir, caerse, levantarse, equivocarse, aprender, jugar, educarse, amar y apasionarse en una actividad que incentive nuestro talento, enfocarnos en un bien común, en el camino y en el proceso. El viaje es más importante que nuestro propio destino. La historia y la biografía de muchos personajes históricos, así como las recientes investigaciones científicas, nos descubren que las actividades solidarias y el pensar en el bien común proporcionan el mayor nivel de autorrealización, bienestar y felicidad personal en toda nuestra trayectoria vital. Sentir que formamos parte de un proyecto, que tenemos un propósito, una mirada inclusiva para trascender lo cotidiano.    

En primer lugar, debería partirse de la construcción del SER, luego ir diseñando el ESTAR y, por último, decidir como quiero estar en el MUNDO, de una forma activa o pasiva. Este proceso de humanización es inspirador y da sentido a un proyecto vital como el nuestro. Somos un Colegio donde se construyen personas que son presente y futuro. Conciliar nuestra voz interior es importante para abrirnos a la naturaleza, a los demás y hacerlo desde la Familia y el Colegio pueden aumentar la probabilidad y la seguridad en la travesía y en una cuestión tan crucial para nuestra sociedad como formar buenas personas y ciudadanos.

En este proceso de construcción del SER, se requiere SERenidad y armonía. En él existe un proceso cíclico que puede aumentar nuestras fortalezas, nuestro equilibrio y coherencia en el quehacer diario:

                    PENSAR------SENTIR-------HACER

Como adultos, padres y profesores, debemos preguntarnos si somos coherentes en lo que pensamos, sentimos y hacemos, para desde el ejemplo facilitar el aprendizaje en nuestros alumnos. Nosotros debemos crecer y seguir aprendiendo como ellos.

En este proceso arquitectónico del SER, las habilidades de autorregulación son muy importantes: la respiración, el autoconcepto, el autocontrol, el silencio frente al ruido, la motivación, el esfuerzo, la creatividad, la flexibilidad, la postergación de deseos, la tolerancia a la frustración…etc., llamadas ahora habilidades blandas o no cognitivas pero que según los científicos se han convertido en los predictores más importantes a largo plazo del bienestar personal y laboral de las personas y organizaciones en la sociedad. Por tal motivo, debemos prepararnos, para estas competencias, para poder crecer en otras habilidades cognitivas con un sustrato firme.

La INNOVACIÓN exige ILUSIÓN, PERSONALIZACIÓN, y debe partir del conocimiento del alumno, de su misterio, del reconocimiento de sus competencias y también de sus limitaciones, que un algoritmo no podrá adivinar al estar en juego también la emoción y el principio de incertidumbre. Es prioritario generar HÁBITOS porque la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros hábitos. Estos podrán crear VIRTUD, y un valor. Por último, no nos olvidemos de la importancia de la ACTITUD en la vida, porque marca la diferencia entre las personas ordinarias y extraordinarias, los conocimientos se pueden adquirir más tarde pero la actitud no se puede postergar, requiere del aquí y el ahora. ÁNIMO porque en esta comunidad de aprendizaje no estamos solos y todos juntos podemos ser más fuertes cuando estamos enfocados en un bien común.

D. Javier Rodríguez Toro

Director del Colegio Gondomar

Las grandes transformaciones sociales, económicas y culturales; el impacto de internet y las redes sociales, los progresos científicos-tecnológicos, los modos de hacer política, los valores éticos, las crisis, etc., han cambiado la forma de vida y los hábitos de consumo de miles de personas, sus expectativas de futuro, el tiempo de ocio, e incluso su mirada sobre la sociedad, y la creación de una familia. Por otro lado, la incorporación de la pareja al mundo laboral, el retraso de la maternidad, el papel de los abuelos en la logística familiar, las separaciones, las escasas ayudas a las familias para incentivar la natalidad, la precariedad laboral, o el precio del alquiler de la vivienda, como tantas otras variables, han creado un sentimiento de incertidumbre y dudas en los padres de esta época; pero, yo me pregunto, ¿es que nuestros padres o abuelos lo tuvieron más fácil en la suya? Creo que no, aunque siempre exista la nostalgia de evocar que los tiempos pasados fueron mejores…

En la actualidad la media de esperanza de vida en España se encuentra en los ochenta y tres años; a nivel global estamos mucho más sanos por los avances médicos (vacunas, antibióticos), porque existe más higiene y una alimentación más equilibrada, porque disfrutamos de más información y comodidades por los progresos científicos, tecnológicos y sociales, y también porque se han conquistado un mayor número de prestaciones sociales y derechos universales para todos los ciudadanos en los países democráticos; porque existe una mayor conciencia ecológica y medioambiental, etc. Las familias que siempre han tenido que adaptarse al signo de los tiempos y hacer sacrificios, podrán seguir enseñándonos con sus experiencias vitales lo que es la resiliencia, lo que es lo principal y secundario, lo que es el amor desinteresado, la confianza, la seguridad, y sobre todo nos podrán enseñar a CREER que es posible un mundo mejor.

El futuro de nuestra especie y de nuestra sociedad está en ese primer nivel de socialización. A lo largo de la historia la familia siempre ha transmitido una serie de valores privados, públicos, cívicos, espirituales, religiosos, a través del ejemplo y ha satisfecho las necesidades más profundas como el sentido de pertenencia, aceptación, y el de sentirnos seguros de nosotros mismos. En las familias aprendemos actitudes, hábitos, conocemos el juego por primera vez, los afectos, la autoestima; descubrimos que podemos combatir los miedos nocturnos cuando nos leen un cuento, aprendemos modales en la mesa, que todos los deseos o caprichos NO se pueden satisfacer por salud mental, ya que desde pequeños debemos aprender a combatir la frustración para ser más fuertes emocionalmente; además descubrimos que el amor de una madre o un padre es incondicional, que tenemos que querer a nuestros abuelos y pasar algunos ratos con ellos, que el tiempo que nos dedican nuestros padres es un lujo, y que siempre están ahí cuando estamos enfermos o más los necesitamos. Pero también la familia como escuela de vida, no olvidemos que puede facilitar o sobrecargar las funciones de otros agentes sociales secundarios y su eficacia en la formación de hábitos y competencias académicas y personales tanto en la Escuela, como en la Universidad, o en los Ciclos Formativos. ¿Algún otro agente socializador puede ofrecer más?, lo dudo… Aristóteles afirmaba que los pilares de la sociedad se cimentaban en la estructura más elemental: la familia.

Los Estados deberían invertir mucho más en un valor seguro en tiempos de cambio e inestabilidad como son las familias, porque son un poderoso círculo de protección para todas las problemáticas sociales y un
ahorro a largo plazo en los servicios sociales. Pitágoras decía “educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Leyendo recientemente un libro de Filosofía de Carlos Goñi y Pilar Guembe, descubrí algo que había escuchado y percibido como demanda de mis alumnos en las aulas y que es de sentido común, en distintas generaciones, “siempre han necesitado unos padres que los quieran, que los protejan, que les marquen horizontes, que los eduquen. No quieren que deleguemos esa responsabilidad en la escuela o en el ambiente. Ellos no quieren padres blandos, pasivos, conformistas, pesimistas, sino exigentes, activos, con ganas de aprender y optimistas, dispuestos antes a equivocarse que a renunciar a su obligación, padres que se la juegan”. Es decir, padres que crean en sus hijos y que ejerciten la paciencia y la serenidad, que vean sus talentos y defectos y que no proyecten sus propias frustraciones o miedos, que valoren el tiempo dedicado, jugado, hablado, y compartido; que no se dejen llevar por las modas y por los extremos, creando un exceso de normas que genera ansiedad y frialdad, o bien el defecto de ellas con padres sin autoridad que atienden a todos los deseos o caprichos de los niños, generando grandes dosis de inseguridad y tiranía, poca resiliencia y baja tolerancia a la frustración. El sentido común y el término medio es el mejor antídoto y remedio, así como la perseverancia.

Los padres y los niños perfectos no existen. Esa es la paradoja de nuestra humanidad, y una de las mejores lecciones para nuestros hijos y para nosotros, que tenemos que aprender de nuestros errores cuando nos caemos, y seguir levantándonos día a día, recordando que la alegría se acompaña a veces de su complementario la tristeza, y que el camino y el viaje siempre serán más hermosos que el destino, teniendo presente que nuestra capacidad de amar nos permitirá siempre superar cualquier contratiempo o dolor, porque esa es la vida y como decía Nietzsche la grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta.

NB: Aunque el criterio de selección pueda ser muy subjetivo, y no estén todas las que deberían estar para algunos, al menos me gustaría compartir con vosotros una pequeña playlist de canciones, melodías y películas, que pueden ser inspiradoras para las familias, que pueden despertar la curiosidad, las ganas de bailar, la introspección, que tienen estilos muy distintos, y donde están presentes muchas emociones y experiencias. ¿Os atrevéis ?. Lo podréis encontrar en el ANEXO.

ANEXO DE EDUCAR PARA SER III

LISTADO DE MÚSICA I

1. “Mi pequeño tesoro” de Presuntos Implicados
2. “Esos locos bajitos” y “Mediterráneo” de Serrat.
3. “Calcetines” de Maldita Nerea
4. “Father & Son” de Cat Stevens
5. “Tears in Heaven” de Eric Clapton
6. “Niña de Agua” de Ana Belén
7. “Sólo Tú” de Paula Rojo
8. “Over the Rainbow”, "Have Yourself a Merry Little Christmas” de Judy Garland
9. “Forever Young” de Bob Dylan
10. “Imagine” de John Lennon
11. “Yesterday”, “Let It Be”, “Here Comes the Sun”, “Eleanor Rigby”, “Hey Jude”,”Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band”, “All you Need is Love” de The Beatles
12. “You can´t always get what you want”, “Start me up” , “Miss You”, “Beast of Borden” de The Rolling Stones
13. “Solo pienso en ti” de Víctor Manuel
14. “Heroes” , “Space Oddity”, “Absolute Beginners” de David Bowie
15. “I don’t want to miss a thing” de Aerosmith
16. “The River” , “Hungry Heart”, “My hometown”, “Better Days” de Bruce Springteen
17. “Crazy Love”, “Someone Like You”, “Have I told you Lately” de Van Morrison
18. “Can´t Help Falling in Love”, “Always on my mind” de Elvis
19. “My Way” de Frank Sinatra
20. “Friday I’m In Love”, “Just Like Heaven”, “Close To me”, “Why Can’t I be you ?” de The Cure
21. “Highway to Hell”, Back In Black”, “You Shook me All Night Long” de AC/DC
22. “September” de Earth Wind and Fire
23. “Shake you Body” de The Jacksons
24. “Don´t Stop `Till you Get Enough”, “Rock with you”, “Billie Jean”, She´s out of my life” de Michael Jackson;
25. “Good Times” de Chic
26. “I will Survive” de Gloria Gaynor
27. “Smile” de Nat King Cole
28. “I Say a little Prayer” de Aretha Franklin
29. “Ain´t no Sunshine” de Bill Withers
30. “Orfeo ed Eurídice: Melodie” de Christoph Willibald Gluck
31. “Goldberg Variations, BMW 988”, “Cello Suite nº1 in G Major”. de J. Sebastian Bach
32. “Bolero M81” de Maurice Ravel; “Piano Concerto nº21 in C.K467” de Mozart
33. “Piano Sonata nº14 in C”, “Claro de Luna” de Ludwig van Beethoven
34. “Prelude nº4 in E Minor Op.28” , “Nocturne nº2 in E-OP9”, Nocturne nº19 in E.Op7” de F. Chopin
35. “Suite Bergamasque L75 de Claude Debussy
36. “Gymnopedies” de Erik Satie
37. “Le Quattro Stagioni” de Antonio Vivaldi .
38. “Bohemian Rhapsody”, “The Show must go on” de Queen.
39. “Hallelujah” , “Take this Waltz” de Leonard Cohen.
40. “I Dreamed a Dream” de B.S.O. Los Miserables.


PELÍCULAS

1. “Matar a un Ruiseñor” de Robert Mulligan .
2. “La Vida es Bella” de Roberto Benigni.
3. “Sra. Doubtfire” de Chris Columbus.
4. “Un Lugar para Soñar” de Cameron Crowe.
5. “En un Mundo Mejor” de Susanne Bier.
6. “Los Chicos del Coro” de Christophe Barratier.
7. “Eduardo Manostijeras” de Tim Burton.
8. “Frozen: El Reino del Hielo” de Jennifer Lee y Chris Buck.
9. “Los Croods” de Chris Sander.